El pasado 26 de noviembre se conmemoró la llegada del Pueblo gitano en Cataluña, fechada en 1415. Aprovechamos la efeméride para hacer una mirada al informe anual que la Unión Romaní elabora sobre el tratamiento que los medios de comunicación hacen los temas relacionados con la comunidad gitana. 

 

El informe La prensa española ante el Pueblo Gitano (2019), trabaja con un total de 2.971 informaciones de 413 medios. En la observación se clasifican las piezas periodísticas, según su intencionalidad, en negativas, positivas y neutras. El 2019, un 18,99% fueron consideradas negativas para el equipo que las analiza, un 7,51% positivas y un 73,50% neutras. En las conclusiones se destaca que la valoración positiva sobre las informaciones analizadas ha aumentado respecto al año pasado y que las negativas mantienen el mismo porcentaje. El objetivo final, según la Unión Romaní, es contribuir a que desde los medios de comunicación se trabaje de manera activa para erradicar los estereotipos y prejuicios que alimentan el antigitanismo. Por eso hace una serie de recomendaciones no sólo a los profesionales de la comunicación, sino también a sus facultades, asociaciones y sindicatos. En las instituciones públicas y las asociaciones gitanas.

Atención al Código deontológico
A los periodistas se les llama a fomentar el tratamiento objetivo y contrastado de la información, no promover el sensacionalismo, luchar contra la información discriminatoria, ir con cuidado con el lenguaje para que este crea realidades y percepciones, y documentarse con rigor. Subraya la necesidad indispensable de verificar las informaciones, consultar todas las partes implicadas e informarse bien para poder ofrecer una información que responda a los códigos deontológicos de la profesión. En el caso de las instituciones públicas se les reclama la promoción de un consumo crítico de los productos informativos, poniendo los elementos necesarios para tener una ciudadanía capaz de discernir con criterio sobre los contenidos informativos. En cuanto a las asociaciones gitanas, se las alienta a convertirse en fuentes de información autorizadas y interlocutores válidos ante los medios, como representantes y conocedoras de la realidad del Pueblo Gitano. Los propone crear gabinetes de prensa dentro de las propias entidades gitanas a los que puedan acudir los medios para asesorarse y contrastar las informaciones y desde donde se haga difusión de materiales informativos que fomenten los aspectos positivos de su realidad. Según las recomendaciones del informe, deben estar dispuestas en todo momento a atender las consultas de periodistas, estudiantes y profesionales. Tener una buena base de datos con posibles fuentes de temáticas diversas que puedan necesitar los medios. Considera clave que los propios gitanos se conviertan en fuentes de información.

El informe señala la enorme desconocimiento de la realidad y la cultura gitana, que a menudo genera informaciones estereotipadas que contribuyen a la perpetuación de los prejuicios. Reclama la especialización en las redacciones en materia de racismo, xenofobia y minorías étnicas para que estos temas puedan ser tratados de manera profunda y veraz. El capítulo más lastimoso son las noticias sobre sucesos. En este caso se denuncia que demasiadas veces se fomenta la percepción de la comunidad gitana como delincuente, a partir de generalizaciones, maniqueísmos y la simplificación de los hechos. Y, pide evitar la dramatización de los sucesos, sin que ello signifique que no deba informar, sin embargo, hacerlo con responsabilidad.

 

Evitar palabras ambiguos e incorrectos
En el apartado de las recomendaciones del informe se entretiene en analizar la connotación de ciertas palabras para evitar términos ambiguos e incorrectas. Así, defiende "inclusión" ante "integración", porque la integración resto identidad, mientras que el objetivo es ser incluido en todos los ámbitos de la vida política y social sin ningún tipo de restricción. Rechaza la palabra "clan" porque se ha identificado a actividades delictivas, especialmente relacionadas con el tráfico de droga. Y la palabra "asimilación" porque el modelo de asimilación practicado por los estados ha resultado nefasto para las minorías étnicas, como los gitanos. Prioriza "comunidad" por encima de "colectivo", porque este último implica menos vínculo y la comunidad gitana los vínculos son estrechos. "Etnia" mejor que "raza", porque la etnia define una comunidad que se identifica por sus afinidades raciales, sí, pero, también lingüísticas y culturales. Y "grupo" en lugar de "tribu", porque en grupos se ha organizado históricamente el Pueblo Gitano y en cambio, una de las connotaciones de tribu son los bandas urbanas violentas.

El trabajo realizado por el equipo de analistas de la Unión Romaní con Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya al frente es extenso y detallado. Con datos sobre el estado español y de cada una de las comunidades autónomas. Cataluña, donde la comunidad gitana está formada por cerca de 80.000 personas, es la tercera en volumen de informaciones referidas a ella, después de Madrid y Andalucía. Recoge ejemplos que lo ilustran el estudio, analiza los datos y hace reflexiones. Termina con un interesante anexo donde se sugieren libros y películas, y encontramos una relación de algunas de las asociaciones gitanas más representativas agrupadas por comunidades autónomas.

Consorcio del barrio de la Mina