La empresa familiar OursiWood dedicada a la construcción de juguetes de madera ha hecho una donación al Consorcio destinada al servicio Hacemos Familia. Los materiales de la firma tarraconense están inspirados en las metodologías Waldorf, Montessori y Goldschmied orientadas al juego libre y desestructurado donde el niño es el protagonista de su propio aprendizaje.

 

Su iniciativa parte de la creencia de que el juego es un derecho y una estrategia de aprendizaje para el niño. Con esta donación de un valor superior a los 700 € que incluye 14 juegos diferentes, quiere -desde la responsabilidad social y la solidaridad-, que todos los niños tengan la oportunidad de desarrollar su imaginación con el juego libre, y esta es su manera de contribuir. Gracias a una primera donación, desde hace dos años Hacemos Familia trabaja con estos materiales que casan con la metodología y línea pedagógica que utiliza con los niños de 0 a 6 años que vienen al servicio con sus familias, donde prima la libertad de movimiento del niño, su interés y motivación, respetando el ritmo de cada niño y niña. En los primeros años de vida, los sentidos y el juego (libre, simbólico y de descubrimiento) son la base del aprendizaje de los niños.

 

Trabajo artesano y compromiso con el niño
Mediante el trabajo artesanal que hacen, OursiWood reivindica la crianza consciente donde el adulto disfruta del proceso de ver crecer el niño y de dedicarle tiempo de calidad; un futuro igualitario que comienza con una infancia igualitaria donde los juguetes no tienen género. Diseñan juguetes minimalistas, de formas simples, sin pilas, ni luces, ni sonidos, y de colores suaves. Juguetes que estimulan la imaginación infinita de los niños, al tiempo que apuestan por un planeta y un futuro saludable, libre de plásticos y tóxicos, amables con el medio ambiente. Los materiales que utilizan son del todo naturales: madera y algodón de bambú. Son juguetes atemporales, resistentes y evolutivas, es decir, que el uso que el niño hace es diferente y evoluciona de acuerdo a su propio desarrollo.

En el juego libre, el adulto debe saber contener las ganas de intervenir para no dirigir el juego. Debe jugar un papel observador y disfrutar de ver todo lo que es capaz de hacer el niño cuando juega solo y de manera espontánea. Con su presencia le da seguridad emocional, para que se sienta acompañado y lo tenga cerca cuando lo necesite, sin embargo, no la interrumpe. Mientras tanto, la criatura guiada por su curiosidad innata aprende a través de los sentidos tocando y manipulando los objetos, se concentra en la actividad que hace, interactúa con otras criaturas y toma decisiones. Todo ello le sirve para integrar conceptos y habilidades que necesita practicar.

 

Consorcio del barrio de la Mina