El mes de noviembre es un mes de reivindicaciones festivas, a la Mina, puesto que desde hace unos años se han integrado dentro el calendario anual las celebraciones de los días internacionales de los Derechos de los Niños (20 de noviembre) y el Día internacional contra la violencia hacia las mujeres (25 de noviembre).

 

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Este año, además, se conmemora el 50è. aniversario de la Declaración de los Derechos de los Niños y los 20 años de la primera Convención de los Derechos de los Niños. No bien las reivindicaciones de las mujeres y de los más pequeños de la comunidad han ido de la mano durante todo este mes pasado.  
 

 Los actos van iniciarse con la conferencia del prestigioso psiquiatre y terapeuta familiar de reconocimiento internacional, Jorge Barudy. El doctor Barudy, de origen chileno y instalarse en Europa a desde los años de la dictadura del general Pinochet, debido a la represión, es un experto en infancia y adolescencia. fue invitado por el programa Mujeres de barrio, barrio de mujeres, que agrupa los tres grupos de mujeres de la Mina (Alfa costura, Adrianes e Iris) los Servicios sociales, la Asociación de vecinos, la Plataforma de Entidades y Vecinos y el Consorcio. En este caso, el acto organizado se adhería, por su temática e intención, a la celebración del día Internacional de los Derechos de los Niños, puesto que el profesor Barudy abordó el desafío de ser tutores y tutoras de resiliència. La resiliència, un concepto, quizás todavía desconocido por algunos, pero del que cada vez se habla más, es, de hecho, la capacidad humana de sobreponerse a las adversidades y continuar adelante con los aprendizajes positivos que se pueden extraer.

 

El maltrato
Jorge Barudy que ha estudiado a fondo las secuelas del maltrato infantil y trabaja con víctimas y familiar de represaliados y exiliados políticos, asegura que el género femenino es enormemente resiliencia, "la mujer, todo y estar históricamente mucho más maltratada que el hombre, se salga mejor" y defiende el buen trato humano como vía de resolución de conflictos, "tratarse bien y tratar bien a los otras", dice él. Según el doctor Barudy, quienes son resilients -aquellos que tienen la capacidad de sobreponerse a situaciones duras y extremas- "es porque en algún momento de su vida, por una vía u otra, han recibido un buen trato". Es el que él denomina "el valor terapéutico del amor" (cariño, educación...) que ha contribuido a la construcción de la personalidad del individuo, que a, la hora, le da capacidad por solidarizarse y adquirir conciencia social
 

fue una conferencia muy enriquecedora por las más de cien cuarenta personas que acudieron a la sala de actos del Espacio Cultural Fuente de la Mina, entre los que había una buena representación de los profesionales de la educación que trabajan al barrio. Desprendido de sus estudios como neuropsiquiatra, Barudy parte de a base de que no existe el gen de la violencia y que nuestra mente es el resultado de las experiencias interpersonales que hemos tenido. "Los bebès -asegura Barudy- nacen por ser buenas personas, pero la negligencia afectiva puerta a los comportamientos violentos" y puntualiza que "si aceptamos esto, aceptamos también una gran responsabilidad, porque la resiliència se nutre de experiencias positivas y todo aquel que tiene alguna relación con los niños puede contribuir a construir su capacidad resiliencia".
 
 

 Jorge Barudy se muestra crítico con el sistema de relaciones personales y económicas de nuestro mundo. Considera que "el mundo no va bien, está mal, como contexto para la vida de las personas. Debería cambiar por la vía de la participación y la implicación, y habría de haber compensaciones por las desigualdades y una redistribución justa de la riqueza" y reivindica las leyes de la memoria histórica porqué "cuando los pueblos afrontan su historia tienen más capacitado de afrontar el futuro con más garantias de igualdad". Como la capacidad crítica y la conciencia social que puede contrarrestar "un sistema que necesita individuos que se dejen traer por sus deseos y no paso por valores colectivos y solidarios, porque la base de los sistema que domina es el consumo como aspiración personal".  

 

Asumir el papel de el adulto
Ante esta realidad hace falta, según Jorge Barudy, establecer la autoridad de el adulto con los menores, porque ellos necesitan saber que el adulto (padre, madre, maestra...) sabe más que ellos. Y lo dice así "no es bueno por los nanos llegar a percibir una transgresión de la jerarquía a la familia y a la escuela" y este, asegura, "es nuestro enorme desafío, en una sociedad que aprueba el todo se vale". mientras reclama que "es fundamental para los niños y niñas que al menos entre su grupo familiar haya alguien competente, porque un se puede hacer resiliencia en cualquier momento". Él considera que la etapa de los 0 a los 3 años es fundamental porque es cuando se crean los recursos para el individuo resilientcia .El arte, la espiritualidad, el compromiso, la defensa de los derechos y los conocimientos científicos, así como el sentido de el humor por risas  de las situaciones adversas e incluso de las tragedias, son elementos resilientes para la persona.
 
 

 Por el contrario Barudy habla de "la resiliència resistente, las drogas, la violencia, las dificultades de aprendizaje..., son mecanismos adaptativos por afrontar contextos adversos y que hacen sufrir" y responsabiliza el mundo adulto. Porque el niño pequeño, por natura, quiere aprender, tiene un sin fin curiosidad por aprender, y quiere ir a la escuela; pero si vive en un contexto de inestabilidad afectiva y de padecimiento, también sufre y tiene su mente ocupada en esto, y no puede poner atención en el aprendizaje. Es entonces cuando otros individuos de la comunidad, maestras, vecinos, monitores, si trabajan en red pueden apoyarse mutuamente y establecer relaciones portadoras de resiliència, vínculos afectivos (empàticos y solidarios) que él denomina resiliència secundaria que pueden ayudar a hacer el cambio en el individuo que ha sufrido carece de afecto.

 


 Por esto el doctor Barudy defiende que los niños, adolescentes y jóvenes sean una prioridad para la comunidad y que esto se vea reflejado en los presupuestos de las administraciones poniendo el acento en la educación y la cultura.

 

Consorcio del barrio de la Mina