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Jugar es una fuente inagotable de placer, alegría, descubrimientos, retos y satisfacciones. Desde siempre el juego ha sido fundamental en el desarrollo de las personas, contribuye al crecimiento equilibrado del cuerpo, la inteligencia • Inteligencia, la afectividad y la sociabilidad. Un niño que juega es un niño sano. Así lo hace sentir el Manifiesto de la Asociación Internacional por el Derecho a Jugar.

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El barrio de la Mina nos tomamos muy en serio este derecho, por lo que cada año celebramos con una gran fiesta este día, organizada por las entidades infantiles y juveniles. Este año la propuesta que hacíamos a todo el que se quisiera sumar era el Juego reciclado, porque no es necesario que los juguetes sean todas compradas. Nos las podemos hacer nosotros con multitud de materiales de desecho, aplicando la herramienta de la imaginación. La celebración conmemorativa y reivindicativa del Derecho al juego se hizo en el parque del Besòs, hubo talleres de juguetes reciclados, espectáculo con los Grimpallunes y los trastos móviles de La Residual.

    

Por qué un día especial para el Juego?
Todo deriva del artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño adoptada por las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, que defiende que "las niñas y los niños tienen derecho al descanso y el esparcimiento, al juego ya las actividades recreativas propias de su edad, así como participar entrega en la vida cultural y en las artes ". Posteriormente, se acordó que el 28 de mayo sería el Día del Juego. Y, tal y como dice Imma Marín, una gran juguetona, "cada año celebramos este día para recordarlo y para poner medios para garantizar que todos los niños tienen acceso a espacios y momentos de juego de calidad".

    

Y, por ello, que el manifiesto también hace una llamada de atención, porque no debemos perder de vista que "en todos los países del mundo hay niños que viven en condiciones excepcionalmente difíciles que les impiden disfrutar de este derecho, y que en muchas naciones la mayoría de menores se ven obligados a asumir tareas y responsabilidades que no les correspondiente a ellos, sino a los adultos. Pero también ocurre que en los países donde se supone que hay desarrollo, bienestar y los derechos garantizados, hay niños y niñas que tienen limitado el derecho al juego, para que los adultos consideran que tienen que hacer otras actividades más "útiles" y no entienden el juego como un bien preciado, sino como una pérdida de tiempo.

    

Entre otras muchas cosas, el manifiesto dice que "el juego es una valiosa herramienta para generar una sociedad mejor, fomentando la comunicación entre las personas, profundizando en las relaciones de los individuos de la comunidad y reconciliando posturas antagónicas". Y, también, que "potencia la creatividad y el talento, estimulando la posibilidad de ver las cosas de diferentes maneras, favoreciendo mentes abiertas, alimentando la capacidad de transformar los conceptos e imaginar nuevas perceptivas". Todo ello muy recomendable para practicar la tolerancia y la aceptación de la diversidad. El juego tiene un lenguaje universal. Todos los seres humanos saben jugar y todo el mundo debería ser capaz jugar con cualquier otro ser humano.

    

El manifiesto termina recordando que jugar no debe ser sólo para los niños y para cuando somos pequeños "jugar es un derecho y una necesidad a lo largo de toda la vida".

Consorcio del barrio de la Mina