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El arbolado de nuestras calles es un bien patrimonial y cumple tres funciones básicas, regular la temperatura, filtrar los contaminantes del aire y crear bienestar a las personas. La situación ideal de los árboles en la ciudad es que puedan hacerse bien grandes y que tengan una larga vida. Ahora bien, cuando pueden suponer riesgos para la población la administración debe actuar en consecuencia.

 

Esta última es la situación que se ha dado con algunos de los olmos de la calle Ponent, que son los primeros árboles que se plantaron en el barrio a mediados de los años sesenta. Hace unos días de uno de ellos -situado cerca de la ronda Sant Ramon de Penyafort- se desgajó una rama grande que puso en alerta al departamento de medio ambiente del Ayuntamiento, que ya desde primeros de junio estaba inspeccionando el arbolado, priorizando escuelas y equipamientos públicos. En este momento se encargó una inspección individualizada de todos los olmos de la Mina para hacer una evaluación y poder tomar las medidas necesarias. El resultado para trece de estos viejos olmos, después de que los ingenieros agrícolas analizaran las muestras y evalúa los riesgos, ha supuesto tener que tomar la decisión de cortarlos. Ya que el requisito para poder mantenerlos en el espacio público en buenas condiciones es que estén sanos y estables. A raíz de este hecho el Consistorio y el Consorcio se reunieron con la Asociación de vecinos y la Plataforma del barrio para explicarles de primera mano las actuaciones que había que tomar. Que también sirvió para recoger información aportada por los vecinos sobre otras posibles actuaciones relacionadas con aceras irregulares debido a algunas raíces, o ramas que tapan algunos semáforos o que llegan hasta las ventanas de los pisos.

 

Sustitución por árboles más pequeños
Esta misma semana se han iniciado los trabajos de talado. Y, está previsto que en invierno se planten los árboles nuevos que los sustituirán. En el momento de plantarlos habrá triturar la cepa antigua de los olmos con un tirabuzón mecánico que producirá una especie de cojín orgánico que para los nuevos árboles supondrá un buen nutriente que es de esperar ayude a su buen arraigo. Hoy por hoy, medio ambiente estudia qué especies de árboles pueden ser las más adecuadas para sustituir los olmos, partiendo de la base que deben ser de copa más pequeña y mejor si tienen forma piramidal. "Hay que elegir el árbol - explica la responsable de medio ambiente- teniendo en cuenta el lugar donde se ubicará para que de manera natural, sin tener que alterar su desarrollo, encaje en el espacio público que ocupa". Y, añade que en el árbol no le conviene que el poden, "la poda -dice- representa herir el árbol, debilitarlo y hacerlo más vulnerable al ataque de las plagas". Sólo hay que recurrir a la poda cuando el árbol no cabe porque es demasiado grande, por seguridad si hay alguna rama que se puede desprender, y para corregir errores cometidos en podas anteriores. Este año, también está prevista una actuación que sustituye la fumigación que puede provocar molestias en algunas personas. En este caso, se inyecta el insecticida directamente a la savia del árbol mediante una jeringa. Se trata de un nuevo sistema que a san Adrià se hará por primera vez.

Después de la calle Ponent, hay otros donde también se actuará con los mismos criterios. Se trata de las calles: Gregal, Occidente, Boreal, Cristòfol de Moura, Paseo Camarón. En el caso de la calle Tramuntana está prevista la remodelación de toda la calle y el proyecto técnico incluye la renovación de su arbolado.

  

Consorcio del barrio de la Mina